jueves, 10 de febrero de 2011

Más allá de la Frontera Salvaje


Ya he asumido que de poco tiempo en adelante este tipo de tristes acontecimientos van a convertirse en una desagradable costumbre. He llegado tarde para el rock and roll. Todos los músicos que más admiro y más quiero rondan ya la mitad de los sesenta. En la actualidad esa barrera de edad no resultaría un problema de vejez e inminente desaparición de no ser porque algunos de esos personajes han castigado duramente su juventud mediante las drogas o el estilo de vida salvaje y rockero típico que rezaba aquello de “quiero morir antes de llegar a viejo”. Pues bien, resulta que Pete Townshend, autor de tan famosa frase, ya ha llegado a “viejo” y por supuesto ya no creo que opine igual frente a esa reflexión.

Es cierto que muchos de esos viejos rockeros cuentan que ya han dejado ese estilo de vida atrás hace mucho tiempo y cuando bajan del escenario se ponen zapatillas de andar por casa y van los domingos a jugar al golf con sus nietos (a excepción del señor Lemmy de Motörhead, quien todavía pide sus botellas de Jack Daniels y sus máquinas tragaperras en los camerinos) algunos de ellos incluso jamás entraron en ese círculo vicioso (cuentan que en la gira de Kiss con Rush, mientras Gene Simmons trataba de acostarse cada noche con una cantidad indecente de mujeres, Geddy Lee y compañía se quedaban a ver la Televisión en el hotel). No me imagino a Brian May (doctor en astrofísica, un tipo cerebral y metódico metiéndose ácido) o los propios Pink Floyd “si vieras a Roger Waters los domingos yendo al parque con sus hijos no podrías decir que no estuvieras delante del jefe de un importante banco”. Pero claro, muchas de las personas que menciono saben lo que es perder a alguien por culpa de las drogas. Cuando digo esto pensamos automáticamente en todos los Keith Moons, John Bonhams, Syd Barrets o los Jim Morrisons de este mundo.

Ha muerto Gary Moore y cualquier cosa que pueda decir sobre el dolor que causa su pérdida es poca. Y los mismos “puristas” (“purista” siempre me ha parecido un término casi “nazi”) del blues que criticaban su obra son los que ahora se despiden de él mediante elogios. Gary Moore era una gran compositor, buenísimo cantante y genial guitarrista por supuesto. De ese tipo de virtuosos capaces de hacer que su guitarra expresara todo tipo de emociones, pero sin embargo no voy a ponerme a citar las cualidades técnicas que hacían de él un punto de referencia para los guitarristas. Decía Frank Zappa que “escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura” así que basta con escuchar algunos de sus discos o de sus míticas canciones para saber lo que Gary Moore sabía hacer.

Personalmente soy un desconocedor de su etapa más bluesy, exceptuando el famoso “Still Got The Blues”. Cuando pienso en Gary Moore, (además de pensar en su malogrado amigo Phill Lynott y los míticos Thin Lizzy) me vienen a la mente sus discos clásicos de rock en los ochenta. Especialmente joyas como “Run For Cover” o el infravalorado “Wild Frontier” (éste último perjudicado por una producción demasiado sintética, pero ojo, escuchad estas canciones en sus versiones en directo, simplemente espeluznantes). Me viene también a la cabeza el mítico directo “Live in Stockholm 1987” que llevo AÑOS esperando que se edite en dvd, y que sospecho tras la repentina y triste muerte del mítico guitarrista no tardarán mucho en editar (pero claro, tienen que pasar este tipo de sucesos para que se editen perlas así).

Hace apenas un año que Moore había decidido dar un respiro a su estilo más blues para regalarnos una gira basada íntegramente en sus discos más rockeros, para aquellos que le demandamos ese tipo de material que tenía olvidado y que no tuvimos la ocasión de poder ver en su momento. Por desgracia, me quedé sin poder verlo..

No puedo evitar imaginarme al tito Gary en el hotel de Estepona, la noche anterior a su muerte, disfrutando de sus vacaciones y pidiendo una suculenta cena, tal vez sabiendo que probablemente no era una buena idea para su corazón, pero al mismo tiempo me lo imagino con su habitual cara de mala leche pensando para sí mismo “qué demonios, son mis jodidas vacaciones!!”.

Hace poco tiempo también se cumplió el 25 aniversario de la muerte de su compañero y amigo Phill Lynott. Qué mejor homenaje les podemos hacer que escuchar de nuevo “Out in the fields”, mítica canción que escribieron juntos. Por tantísimas horas de felicidad, espero que estéis tocando juntos de nuevo, más allá de la frontera salvaje.

http://www.youtube.com/watch?v=zp5h3Bv9V1g&feature=player_embedded

No hay comentarios: